Algunos
dicen que es “el último de los cantores comprometidos, el que
queda” y yo le he oído decir que es “el primero de los que
están por venir”.
“Vengo
de mil derrotas, soy invencible que ni la misma muerte podrá
conmigo, a mi paso dejo amor, dejo los hijos, una lucha, un poema,
unos amigos…”
Rafael Amor, nació en
Buenos Aires en noviembre del 48. Su padre, Francisco Amor, piedra
fundamental de la canción popular en la Argentina, brillante cantor
de la orquesta de Francisco Canaro. Su madre, María Toraño, una de
las más cotizadas artesanas del bordado en América. Considerado por
sus propios compañeros, como uno de los más destacados autores de
su generación, sus canciones, han sido grabadas por prestigiosos
intérpretes, entre ellos: José Larralde, Alberto Cortez, Facundo
Cabral, Mercedes Sosa, Los Cuatro de Córdoba, Cantoral, Xavier
Labandera, Los Sabandeños y otros. Se afincó en España en 1973,
donde desarrolla la mayor parte de su carrera; en aquel momento de
eclosión de la canción de autor y sobre todo de la canción
sudamericana, lo ubican entre los principales animadores de la
transición. Graba " No me llames extranjero", disco que
alcanza una gran repercusión, y hoy está más vigente que nunca,
por ser un verdadero himno a la universalidad humana.
Hablar
de Rafael Amor es hablar de sus comentarios y anécdotas de sus
reflexiones sobre el presente, siempre apoyado en el reciente pasado,
que nunca pierde actualidad, porque hablar de la libertad de los que
peor lo están pasando, de los inmigrantes, de la pobreza, de esos
invisibles que pasan a nuestro lado, siempre esta de actualidad, a
pesar de que el buen orden y supuesto aseo mental nos lleve a verlo
como algo residual.
Todas
sus canciones tienen mensajes en los que pensar, mensajes que muchas
veces te llevan me atrevería a decir, a condicionar a la propia
canción y sus componentes de interpretación y musicalidad,
mensajes que te ayudan de forma natural a enhebrar nuevas reflexiones
y mas canciones que se acompañaran con nuevos silencios que Rafael
Amor de forma magistral los convertirá en silencios cantados e
interpretados de compromiso social.
Rafael
Amor es un cantautor de los que no solo viven de sus canciones
pasadas, sino de los que se reinventa en todo momento, capaz de
hablar de la globalización, de las nuevas tecnologías, del todo
poderoso G8 y así sucesivamente sin olvidar a las melodiosas”
Laura” y “Violeta” con quien siempre invita a cantar sus
estribillos, o las canciones de siempre, de actualidad constante,
como “No me llames extranjero”, y su canción de presentación
del concierto que recuerda porque está en el escenario y su
condición de vida.
Algunas
cosas, como su afán por hablar de la persona como eje central de su
pensamiento, que pudiera ir sustituyendo a lo colectivo, pero
sobretodo la cita a la “ternura” preciosa palabra que según
parece toma significado especial, cuando los años se te van
acumulando, y de la que se necesita mas y mas en estos momentos,
ternura que pudiera contrastar con la crudeza de muchas de sus
canciones pero que se entremezcla perfectamente en un todo invisible.
Rafael Amor “carga las
pilas” de quién lo escucha
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