La mirada firme, muy altanera,
ofrece a las gentes, el
Campeador;
va a tomar juramento al rey, su
señor,
en la iglesuela de Santa Gadea.
Se agolpan expectantes a su
vera
todos los vecindarios de
alrededor;
quieren ver al esforzado
valedor
humillar a su rey de esta
manera.
Alfonso VI el Bravo jura que
no,
que no fue él quien mató a su
hermano Sancho,
que no estaba presente cuando
murió.
Que él no participó del
zafarrancho
que en Zamora, Bellido Dolfos
armó;
eso juró… y se quedó tan
pancho.
Agustín Mañero
9 de noviembre de 2013
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