11 mar 2010

Alicia en el País de las Maravillas

Tengo varios motivos para incluir esta obra cumbre de la literatura juvenil dentro de este espacio. Aprovecho que estamos históricamente situados en el Romanticismo y que, a su vez, estamos jugando con los aspectos creativos de la literatura, para hacer una crítica doble de esta obra de Charles Lutwidge Dodgson, más conocido por su pseudónimo, Lewis Carroll.



Crítica subjetiva:
Como obra literaria, nos translada a mundos extraordinarios con mucho dinamismo y estimula constantemente nuestra imaginación. Es tan imprevisible que deja al lector continuamente asombrado y con deseos de continuar leyendo. Incluye rimas y poemas que son versiones alteradas de las originales, versiones divertidas y surrealistas.

Esa combinación de diálogos, narración, poemas y dibujos apoyan la lectura en voz alta, por lo que es una obra muy recomendable para leer con niños y niñas de entre 8 y 12 años porque es fácil de dramatizar. También es muy recomendable para aquellos adultos que quieran (o necesiten...) estimular su imaginación y que quieran disfrutar de los juegos de palabras.

- Si la gente no se metiera en lo que no le importa - sentenció la Duquesa -, el mundo giraría mucho mejor.
- Lo que no tendría ninguna ventaja - repuso Alicia, muy contenta al ver que se le presentaba una ocasión de brillar con sus conocimientos-. ¡Imagínese el trastorno que eso supondría para el día y la noche! Ya sabe que la tierra requiere veinticuatro horas para ejecutar un giro completo...
- Hablando de ejecutar - interrumpió la Duquesa-, ¡que le corten la cabeza!


Crítica literaria:

Así comienza la historia:

Surcando la tarde dorada

Surcando la tarde dorada,
nos lleva, ociosos, el agua,
pues son bracitos menudos
los que empuñan los remos
pretendiendo en vano con sus manecitas
guiar nuestro curso errante.

¡Ah!¡Qué crueles las tres!
Sin reparar en el bálsamo de aquel día
ni en el ensueño de aquella hora
¡exigen un cuento de una voz sin aliento
que ni una pluma puede soplar!
Pero ¿qué podría voz tan débil
contra el porfiar de esas tres?

Prima, imperiosa, fulmina su edicto:
¡que empiece el cuento!
Secunda, con tono más amable, desea
que no sean tonterías.
Mientras que Tertia interrumpe el cuento
no más de una vez por minuto.

Impuesto, al fin, el silencio
la imaginación las lleva
en pos de esa niña soñadora
por un nuevo mundo de raras maravillas
en el que los pajaros y las bestias recobran el habla
¡y casi creer estar allí de veras!

Y cada vez que ese desgraciado intentaba,
agotada ya la fuente de su invención,
aplazar la narración hasta el siguiente día:
El resto será para la proxima vez...
¡Ya es la próxima vez!, a coro las tres.

Así fue surgiendo el País de las Maravillas
poco a poco; y una a una
el cincelado de sus extrañas peripecias...
Y ahora que el relato toca a su fin,
también el timón nos guía de vuelta al hogar;
alegre tripulación, bajo el sol que se pone.

¡Alicia! Recibe este cuento infantil
y deposítalo con mano amable
allí donde descansen los sueños de la niñez
entrelazados en mística guirnalda de la Memoria
como las flores ya marchitas
ofrenda de un peregrino
que las recogiera en una lejana tierra. 


Alicia es un cuento infantil creado por Carroll para Alicia Liddell, de 10 años, y sus dos hermanas, Lorina (12 años) y Edith (8 años). Todo comenzó el 4 de julio de 1862 cuando el Decano del Trinity College de Oxford pidió a Carroll y a su amigo, el reverendo Robinson Duckworth, que llevaran a sus niñas de excursión por el Támesis. Aquel no era el primer cuento que inventaba Carroll, pero sí el más bello, el que más entusiasmó a Alicia y al propio Carroll.

Carroll no era un escritor, ni siquiera pertenecía al ámbito de las Letras; su profesión eran las matemáticas, de ahí todas las referencias que contienen las conversaciones relacionadas con números, matemáticas y ciencias. De hecho, al no pertenecer al mundo artístico, no estaba atado a normas estéticas ni a estilos creativos, por lo que creó una obra original, considerada muy musical en su ritmo y con una estructura nada convencional.

Se dice de su obra que tiene una fuerza hipnótica por su estilo rápido, secuencia inesperada de situaciones (obra incoherente, dirían algunos), intensidad en sus descripciones, que van acompañadas por las ilustraciones que él mismo creó para evitar pararse en largas (y aburridas) explicaciones.


Todo el proceso creativo que acompaña esta obra es sorprendente. Es una historia que fue creada a lo largo del paseo por el Támesis, lo que nos ayuda a imaginar un paisaje muy romántico, y sin embargo, poco de ese romanticismo aparece explícitamente en esta obra. Es un libro basado más en situaciones que, aunque aparentemente absurdas, traen consigo una interesante crítica de la sociedad de la época con escenas y situaciones burlescas y surrealistas, fruto de la exageración y mezcla con lo imposible y absurdo.

Os recomiendo que lo (re)leáis, es más, os diría que os comprarais la edición de bolsillo de Alianza Editorial (si no tenéis problemas por el tamaño de la letra), ya que mantiene la obra original con sus ilustraciones e incluye la introducción del traductor, Jaime de Ojeda, que, de forma amena, nos hace una estupenda crítica de la obra. Además, se puede llevar con comodidad y ligereza en el bolso, aspecto nada desdeñable si queréis, como yo, ir leyéndolo en el autobús, en el parque e incluso mientras caminamos por la ciudad. ¡¡Nos costó solo 8 euros!!

Finalizo el texto con una adivinanza que queda sin resolver en el cuento:

"¿En qué se parece un cuervo a una máquina de escribir?"

Espero vuestros comentarios :)

2 comentarios:

  1. Ana Luisa Argomaniz12 de julio de 2011, 18:20

    Un cuervo y una máquina de escribir?
    Elemental, querido Watson: el cuervo tiene plumas negras y las plumas sirven para escribir, como la máquina de ídem.
    A que era facil? Demasiado. Tiene que tener otra respuesta, conociendo quizás las canciones populares y los dichos de la época de Carroll. Su universo era fascinante.
    Gracias por recordarnoslo.

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  2. Gracias a ti, Ana Luisa. Estas vacaciones vamos a leer el de "Alicia a través del espejo" en versión en euskara. Es una forma de leer juntos madre e hijo y disfrutar de manera diferente de estas historias tan extrañas y divertidas.

    ¡Feliz verano!

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