10 may 2011

Soneto inesperado

Un sauce del lago las puntas ya mete
de sus ramas en el agua cristalina,
clara, limpia, transparente y argentina,
que la quiebran varios cisnes, unos siete.

Allí al fondo un roble austero más que Göethe
está cubierto de una tenue neblina,
como la luz, como la púrpura de fina;
el sol por el horizonte se entremete.

Oscurece, y en el lago se refleja
en el fondo de sus aguas una luna;
melancólica parece que se queja.

Corre el tiempo, dan las doce, dan la una,
la mañana lentamente se despeja,
y el sol de entre montes sale de su cuna.

1 comentario:

  1. Nicolás, Nicolás,
    ¡Cuántos encantos ocultos tienes!
    Entre gorgoritos vas y vienes
    Alegrando a los demás.
    Tus versos tienen el frescor
    propio del enamoramiento
    del que, sin escarmiento,
    entrega siempre su corazón.

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