22 abr 2016

Fernando Ramírez, poeta de Tepito, el Barrio Bravo

Fernando Ramírez, el poeta de Tepito, nos dice en un artículo inédito:

Cuatro por cuatro no son las dimensiones del ring, sino del cuarto donde vivo y que ocupamos ocho personas. Aunque también hay otro donde el espacio lo ocupa la cocina, la azotehuela y el baño... ¡Se me olvidaba la recamara flotante: el tapanco! Ahí, por las noches, duermen mis padres y mis hermanas; abajo, mis hermanos y yo. Tanta gente en tan poco espacio provoca conflictos cotidianos.

Para entrar al baño tienen que esperar a que terminé quien entró primero; desgracia es cuando está papá, pues se tarda mucho. Lo mismo ocurre cuando entramos a bañarnos, corremos la cortina, metemos una cubeta llena de agua caliente y otra de agua fría, y a puros jicarazos.

Pero... aunque en honor a la verdad toda la vivienda es cocina, recámara, comedor, sala, lugar de estudio ¡Lo que quieras! Exactamente no hay una regla para el orden. ¡Bueno!, hasta zoológico tenemos: pájaros, gatos, perros, ratas, chinches, cucarachas y, en ocasiones, un tío nos regala un pollo o una gallina.

Cuando hay fiesta se sientan en la cama y se acercan a la mesa, alrededor de ella sillas y banquitos. Si no alcanzas te sientas en la escalera del tapanco o, ya de perdida, te quedas parado y todos a comer. Si llegan más personas no queda de otra que pedirles a las vecinas sillas y mesas, y en el patio, como restorán de la Zona Rosa, comemos al aire libre.

Por eso a mí me gusta estar en el tapanco, me siento en lo íntimo, como si tuviera mi propio cuarto ¡Sí! Aquí como, aquí estudio, aquí vivo.

Extraído de: Sonia Iglesias y Cabrera (2011). Tradiciones Populares Mexicanas. Ciudad de México: Selector actualidad editorial.

Conocimos a Fernando César Ramírez gracias a Jorge y a Fely, que nos acompañaron hasta la bodega donde se ha hecho un hueco su taller literario. En el ajetreo de vendedores que entran y salen de la gran bodega donde tienen sus enseres y productos, nos encontramos con Fernando en la entrada, donde está la mesa y los libros con los que trabajan, en el corazón del enorme mercado de Tepito.

Estuvimos en animada conversación, hablando de las revistas que han ido sacando, ayudándose unas a otras, hechas con mucho cariño y no exentas de crítica, artículos satíricos, revisiones documentadas de la historia del barrio, recopilaciones de cuentos e historias de la gente que vive o para por allá...

Según reza la postal que nos regaló, publicada por Conaculta, Museos de Bellas Artes y la Secretaría de Educación Pública:


Fernando César Ramírez nace en el año de 1951 en Tepito, dentro de la emblemática Casa Blanca que el antropólogo Oscar Lewis hiciera tan famosa en su libro Los hijos de Sánchez. Vivió en la calle de González Ortega y estudió hasta la mitad de la carrera de psicología en la UNAM.

Escritor, bailarín, editor y creador de la revista "Desde el Zaguán", fue ferrocarrilero por herencia de su padre y ha llevado su vida como él dice: "Ocho horas para trabajar, ocho para descansar y ocho para vagar por la ciudad", que tanto lo llama a que la conozca y descubra los secretos de cada una de sus calles. A la edad de catorce años termina la primaria y es cuando, entre otras cosas que marcan su vida, aprende a bailar y se interesa por "los parias", como él los llama, debido a que leyó una novela llamada "Hambre" de autor que no recuerda. Redescubriendo la forma de vida de su barrio, a través de tales personajes: uno de ellos en especial lo marca, porque le dice: "Muchacho tonto póngase a leer".

Este se convierte en "El Sixto", personaje emblemático de su revista. De su experiencia como creador de la revista, nos deja entrañables relatos contados como si los escribiera la gente misma del barrio, respetando faltas de ortografía y de gramática, repletos de recuerdos y vivencias que día con día transcurren despacito y sin sentir, en cada rincón de las vecindades, calle y casas, de este emblemático barrio del DF.

Ha participado con diversos grupos culturales del barrio, sin ser, según él dice, miembro de ninguno. Tiene en su haber, ser el creador del título de dos de las antologías que han editado el Grupo Multidisciplinario "Los Olvidados", que son "El Lado Oculto de Tepito... su Cultura I y II", donde se intenta reflejar que lo único conocido de este barrio, es lo manejado en la nota roja, dejando de lado lo bueno, su cultura y tradiciones.

Entre muchos recuerdos entrañables, rememora cuando vio la luz su revista para que la gente la adquiriera. Se instaló en la esquina de Tenochtitlan y Rivero, poniendo las revistas en el piso de la calle como se vende toda clase de mercaderías; allí había una radio vieja y pusieron música, alguien trajo chelas y así, sin querer, se armó una fiesta para lanzar el primer número de dicha revista." Texto de Antonia Lozano Jaloma.


Tepito ¡bravo el barrio!



El barrio donde las personas nacen enojadas y crecen encabronadas, el lugar donde aprenden a rifársela con todo y contra todos. “Porque pedo y dormido se olvida lo jodido” y porque no se tiene tiempo para vivir los dramas de la existencia.

Tepito, ¡bravo el barrio! es un libro que recrea las calles y los personajes que lloran y ríen en un sólo escenario: Teocali-Tepitón, en cuya raíz estaría el origen del “barrio más chilango de los chilangos”.

El volumen –coeditado por Trilce-Océano– recoge el trabajo fotográfico de Francisco Mata, quien inmortaliza a personajes como Arturo Ayala Plascencia, Tirantes, quien pareciera ser la viva imagen de Tin Tan; de Mike y Richie, payasos que en sus ojos esconden melancolía; de Reyna Guadalupe, La Guerrillera, o del mismísimo Rubén El Púas Olivares, quien fue cuatro veces campeón mundial de boxeo.

Voces de los protagonistas

La obra también reúne testimonios de los protagonistas del barrio: comerciantes, músicos obreros, enfermeras, choferes, estilistas, hojalateros, porque como refieren, “la humildad, la sencillez, es lo que nos hace grandes”.

De ellos se puede encontrar muchas historias, como cuando los vecindarios sólo tenían un baño para 15 o 20 personas; el movimiento del 85, que unió al barrio; o la historia de Ángel Enciso Hernández y su devoción a la Santa Muerte.

Los barrios que existían, el ambulantaje y cómo se poblaron las calles. El Tepito actual es un ejemplo de lo que puede sucederle a cualquier barrio cuando llega la modernidad.

“Los tiempos cambian pero el amor perdura”, afirma Francisco Mata. Cada línea del libro revela ese “bendito barrio”, de historia, bravura, cultura, tradiciones y costumbres. Resumidas en una palabra: resistencia.

Así se describe Tepito, de las entrevistas realizadas por Alfredo Matus, textos de Fabrizio Mejía Madrid, Alfonso Hernández y Fernando César Ramírez. Una publicación en la que colaboró el Gobierno del Distrito Federal, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Galería José María Velasco.

“La calle es una selva de cemento y de fieras salvajes, cómo no. Ya no hay quien salga loco de contento, dondequiera le espera lo peor”, fragmento de la canción de Héctor Pavón, que explica un trabajo documentado en el que Tepito generosamente abrió sus puertas para conocerlo.

Fuente: Documentan en un libro la vida de Tepito. La Jornada, 07/03/2008


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Hay que remontarse a tiempos prehispánicos para encontrar los orígenes de Tepito y de la fuerza y bravura de sus moradores. Aquí se atrincheró Cuauhtémoc, el último rey azteca, 93 días durante el sitio de Tenochtitlán, en una feroz resistencia a las tropas de Hernán Cortés. "Fuimos el primer barrio que empezó a defender su solar nativo con un discurso artístico y cultural", explica Hernández (Alfonso Hernández, cronista de Tepito y director del Centro de Estudios Tepiteños).

Un recorrido por las 50 manzanas de Tepito da la razón a Fernando César Ramírez, creador de la revista Desde el Zaguán y de varios proyectos culturales, que escribió: "El tianguis se ha tragado todo". Aceras y calzadas de calles enteras desaparecen bajo el colorido de los toldos que cubren los innumerables puestos de venta ambulante. Tepito no es lo que era. El barrio ha cambiado radicalmente, dicen los más viejos del lugar cuando recuerdan con nostalgia las cantinas, cines, tiendas, tlapalerías y fondas que ya no están. El comercio informal tiene la culpa de su desaparición. Calles, plazas, viviendas y comercios son ahora "bodegas", almacenes para guardar mercadería. "Ha llegado de distintas partes gente extraña que se ha adueñado del lugar del tepiteño en el comercio, en sus casas y en liderar a su gente", dice Alfonso Hernández.
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Fuente: El barrio que venera a la Santa Muerte. Francesc Relea. El País, 15/06/2008 


En una alternancia de fotografías y textos, Tepito ¡Bravo el Barrio! nos lleva al centro de la Ciudad de México Estereotipos y prejuicios son desmentidos o reforzados a través de este volumen, con fotografías de Francisco Mata Rosas y textos de Fabricio Mejía Madrid, Alfonso Hernández y Fernando César Ramírez, además de testimonios de oriundos del “Barrio Bravo”

Tepito ¡Bravo el Barrio! Fuente: Trilce
Este volumen es editado por primera vez por Trilce Ediciones, Editorial Océano y el Instituto Nacional de Bellas Artes, con la colaboración del Gobierno del Distrito Federal, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Secretaría de Cultura La obra contiene más de 140 fotos y 29 textos que reflejan la realidad de Tepito
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A continuación se presenta una parte del texto Tepito: Los combates de la sonrisa, de Fabricio Mejía Madrid:

“El mito fundador: Tepito es, desde siempre, un barrio acosado Aplastado por la burocracia azteca que no le dejaba comerciar libremente sin pasar por los criterios del barrio mayor de Tlatelolco, Tepito se las arreglaba construyendo su templo particular y necesariamente pequeño, el Teocali-Tepitón, en cuya raíz estaría el origen de su nombre

“En La Colonia, Tepito vende los `tepis`, pequeños pedazos de fierro para fundir Lo reciclable es desde siempre la moneda de Tepito Es un barrio de hacer con las manos, de filigrana, donde la grandeza puede ser usar una cuerda de reloj para cortar la piel de un zapato

“Tepito no inventó el avión o la computadora, pero sabe copiarlos No provino de ahí la idea de alunizar, pero pueden hacer un nacimiento con hojas de maíz En el trabajo manual Tepito le imprime a su actividad algo de sagrado, de reverencia ante la adversidad, pero nunca de resignación

“Lo que se reutiliza, se rehabilita, se copia, para luego venderse Tepito no es un barrio de comerciantes sino de supervivientes `Arreglárselas`, `iral pasando`, `ahora sí le estamos pegando al gordo`, no son resignaciones sino combates cotidianos en una guerra que abarca 36 manzanas cercadas desde su propio mito: la ciudad que les da permiso de subsistir, pero que cada cierto tiempo los acosa, los declara con cierta regularidad, riesgosos

“De ahí el origen de su orgullo: si `Tepito` es `lo pequeño` en el nombre, no lo es en la acción ni mucho menos en el orgullo Es un barrio que se crece a cualquier adversidad y nunca se va Se queda
“En muchos sentidos, el imaginario de la Ciudad de México proviene de Tepito La idea de la subsistencia como lucha es una aportación literal: desde los comerciantes que llenan de lonas a las calles para guarecerlas de la intemperie, hasta los boxeadores que criaron en el barrio para teatralizar el combate por la existencia, hasta el albur como juego para doblar oralmente al contrincante Ya te volví a alburear”

Fuente: Tepito, ¡Bravo el Barrio! Proceso, 04/08/2008

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